En el año 2007, el reconocido violinista Joshua Bell decidió hacer un experimento social en el metro de Washington D.C. Se disfrazó como un músico callejero y tocó su violín en la estación de L'Enfant Plaza, una de las más concurridas de la ciudad.
Durante su actuación, Bell interpretó algunas de las piezas más complejas y virtuosas del repertorio clásico, con su violín Stradivarius de 1713. Sin embargo, a pesar de su virtuosismo y de que había sido aclamado en todo el mundo, Bell pasó prácticamente desapercibido para los transeúntes que pasaban por allí, muchos de los cuales ni siquiera se detuvieron a escucharlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario